A mi familia de acogida en Dublin

Nunca sabes las vueltas que te va a dar la vida - sino que me lo digan a mí. Hace 10 años, cuando tenía 15 decidí ir a Dublin a estudiar inglés. Mis padres no estaban totalmente convencidos ya que era muy jovencita y la primera vez que viajaba sola y en avión! Sin embargo, yo no estaba nada asustada, ni tan siquiera un poquito, tan sólo quería que llegase el momento de ir al aeropuerto. Mi madre contactó con una agencia que se encargada de reservar cursos de idiomas y familias de acogidas para estudiantes internacionales; ellos se encargaron de todo para pasar allí 6 semanas.

Fui sola - ya que creo que esta es la mejor manera de vivir al máximo este tipo de aventuras. Antes de viajar a Irlanda era una chica muy tímida, que apenas salía ni hablaba con mucha gente. Desde luego, aquellas 6 semanas cambiaron mi vida completamente. Me convirtió en una persona muy extrovertida con  unas ganas insaciables de conocer el resto del mundo. Conocí a muchos estudiantes (sobre todo de Italia y Francia) con los que aún mantengo el  contacto. Iba a clases de inglés por la mañana durante 4 horas y por la tarde teníamos actividades organizadas por la escuela para conocer la ciudad o conocernos entre nosotros.

Una de las mejores de esta experiencia fue sin embargo mi familia de acogida. Sinceramente recomiendo hospedarse con una familia cuando se viaja al extranjero ya que es la mejor técnica para aprender el idioma más rápidamente y adaptarse a la cultura lo antes posible. Me acuerdo de la primera vez que vi a mi madre de acogida como si fuese ayer mismo. Personal de la escuela vino a por mi al aeropuerto y me llevó hasta mi familia; eran ya las 11 de la noche, hora bastante tardía para la cultura irlandesa. Sin embargo, mi familia estaba esperando. Llamé a la puerta y una amable mujer la abrió. Como solemos hacer los españoles me adelanté para darle dos besos cuando de repente ella me extendió la mano. Me quedé helada, pero ahí me di cuenta de las diferencias culturales :) Ella rápido se dio cuenta, y fue tan amable conmigo que me calmé rápidamente. Tanto ella como su marido y sus dos hijos me hicieron sentir como en mi propia casa durante aquellas 6 semanas. Una de las cosas que siempre aplico desde aquella experiencia es: allá donde fueres, haz lo que vieres :)

Por Diana Martinez Herrero